2016/02/09
Temprano
salimos para Puerto Banderas, a unos 50 kms de Calafate, en donde debemos hacer
el check-in para realizar la ruta de los glaciares en barco.
En el embarcadero te obligan a pagar boleta por entrar al PN
de los Glaciares, aunque no vas a poner un pie en tierra. Como siempre, si
fueras nacional son 60 pesos pero de cualquier otro país del mundo son 260
pesos por persona (p/p).
A ello hay que sumar el coste del viaje en barco, otros 1800
p/p, total 2060 pesos, o sea 143 €.
Grandes icebergs en el camino |
El viaje dura cinco horas. De las cuales, 45’ alrededor del
glaciar Upsala para verle, o mejor a los témpanos que desprendidos que hay en
su parte final; otros 30’ en visitar, esta vez más de cerca, el glaciar Spezzaguinni,
de mucha mejor visual que el primero.
En definitiva, el 75% del tiempo estás navegando en un barco
sin más interés.
Llegando al glaciar Upsala |
El barco es grande, con dos pisos, y la fila de asientos
consta de tres en cada lateral y de cuatro en el centro, es decir en total cercano
a trescientos. El espacio en el exterior, en proporción al número de pasajeros
es pequeño. Por ello existe sensación de agobio cuando sales a disfrutar de la
vista de los glaciares.
La duda es si compensa esta visita con los antecedentes
expuestos. Yo la tengo y grande, aunque seguramente esté influido por la gran impresión del Perito Moreno.
Base de un iceberg |
Sobre las tres de la tarde abandonamos Calafate para tomar
la carretera que nos conduce a El Chaltén.
Nosotros pararemos en una hostería/camping a poco más de 100
kms antes de llegar al pueblo.
Se llama La Leona y es una antigua casa de postas convertida
en hostería. Tiene fama y nos la han recomendado.
Cenaremos en ella y dormiremos en el camping.
Los glaciares visitados, así como los del PN Torres del
Paine y otros 51 más pertenecen al denominado ‘Campo de Hielo Sur’. Es una extensión
de hielo de más de 12.000 kms2, la tercera del mundo por superficie (la primera
es la Antártica y la segunda Groelandia).
El Campo está repartido entre Chile y Argentina, aunque la
mayoría de los glaciares apuntan hacia el Pacífico.
Casi todos están en retroceso, excepto el Perito Moreno que
se mantiene estable.
No has dejado la cordillera y casi sin separación, te
encuentras la estepa patagónica, la cual viene de pata y agónica; pero la
verdadera pata agónica es la de los numerosos ciclistas que encuentras haciendo
‘eses’ por la carretera para vencer el terrible viento que existe,
principalmente en el verano.
Cuando preguntamos en la agencia donde compramos los
billetes del barco, por las previsiones del tiempo para los próximos días, nos
dijeron que llevaban 15 días buenos, cosa rara, pero no podían vaticinar si
cambiaría. De las previsiones oficiales no se fían en la zona.
Para terminar nos comentó que todo lo dicho es sin nombrar
al ‘innombrable’.
Hasta ahora para nosotros el termino se aplicaba a dioses,
así que la preguntamos por a quién se refería, y en un casi susurro entre el
miedo y el respeto nos contestó, ‘al viento’.
2016/02/10
Después
de nuestra estancia en La Leona, creemos que se le han caído varias estrellas
al establecimiento. Las personas que nos la recomendaron la visitaron hace unos
cinco años. Ahora es poco más que un punto de parada de autobuses y furgonetas.
Lo más interesante fue que al ver unos postes en el ancho
río de La Leona, y preguntar por ellos, nos contaron que antes de hacer el
puente, había una barcaza que se movía por cable y permitía pasar personas,
mercancías y animales. Fue el único punto evocador de la posta.
Adela se ha levantado con colitis, así que nos llegamos a
Chaltén abandonando la idea del camping y buscando un hostel.
En la oficina de turismo nos aconsejaron uno que lo
encontramos bien de instalaciones y precio, así que tomamos habitación.
Los cóndores nos dieron la bienvenida |
Pensábamos hacer un pequeño treking por el glaciar Viedma,
pero la circunstancia de Adela y sobre todo que el barco que te lleva hasta el
glaciar está roto, nos resituó a pasar el resto del día en puro descanso que no
viene nada mal.
Mañana veremos cómo se encuentra de ánimo y según sea
decidimos que paseos darnos.
El Chaltén es el punto fuerte del treking y alpinismo de
Argentina.
Además de glaciares, se encuentran lagos y picos de montañas
famosos en el mundillo.
El más importante e imponente, se ve desde el pueblo, es el
Fitz Roy de 3.000 metros.
Su dificultad está en sus paredes verticales, pero aún más en
lo cambiante del tiempo cuando se escala.
En 1901, los austriacos lo descubrieron para la escalada.
Hoy nos hace un día soleado y con nubes, agradable detrás de
una ventana, pues si sales a la calle te acuerdas de por qué aquella mujer de
la oficina le llamó ‘el innombrable’. Puede tener rachas de hasta 80 Kms/hora.
El pueblo tiene una calle principal de unos 2 kms, y en ella y
alrededores hay 73 establecimientos donde poder dormir. Palabrita, están contados
en el papel de información que nos han dado.
Si le sumas restaurantes, tiendas
de material de montaña, agencias de excursiones y guías, comercios, etc, lo
difícil es encontrar una casa normal.
El Chaltén |
La ubicación es una joya. La entrada al pueblo está estrechada
por dos paredes de montaña, las cuales le acaban rodeando, como protegiendo, y
en una segunda línea y tercera los grandes picos.
El pueblo es la entrada a un pasillo entre montañas, y siguiendo
una pista, a unos 40 kms llegas al lago Del Desierto, donde se acaba Argentina
y empieza Chile. El paso solo es posible a pie.
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