Al Fin del Mundo

2016/01/30                 

Hoy es una jornada que nos llevará definitivamente a la Argentina Austral, con el permiso de los chilenos.
Me explico, el paso de la argentina continental a la parte argentina de la Grande Isla de Tierra del Fuego, solo se puede hacer si primero pasas la frontera con Chile, aún en el continente, luego 
El paso del estrecho de Magallanes
atraviesas el estrecho de Magallanes en una barcaza, y después continuas por unos 160 kilómetros para llegar a la frontera de San Sebastián, donde vuelves a pisar suelo argentino.
Son dos fronteras chilenas y eso tiene un coste; no en dinero sino en tiempo.
Para la primera necesitamos tres horas y media y para la segunda una hora y media. Esto quiere decir que salimos sobre las ocho y pico de la mañana de Río Gallegos y eran las seis de la tarde cuando enfilamos el tramo hasta Río Grande.

Hablar de Río Grande es hablar de José Menéndez, el ‘puto amo’ de la zona, cuando su mayor riqueza era la lanar.
Llegó a tener estancias que sumaban más de 10.000 km2 de superficie. 
En una de ellas tenía el mayor centro de esquilado del mundo.
Posteriormente el descubrimiento del petróleo y la pesca del salmón, diversificaron la cosa.
Sobre la primera industria no hay mucho que explicar; la segunda es más curiosa.
Hacia la década de 1930 se introdujo el salmón en los ríos de Tierra del Fuego; para este pez resultó maravilloso el sitio pues se generan ejemplares de hasta 15 kilos.
Esta excepcionalidad atrajo a personas famosas de Hollywood, del deporte, presidentes y expresidentes de gobiernos, empresarios, aristócratas, etc, que cumplían dos condiciones, ser bastante, por no decir muy, rico y tener el deseo de conseguir un récord entre sus conocidos.

Era costumbre que después de las jornadas de pesca se reunieran en la Posada del Sauce, cenaran y de sobremesa, en la planta superior, mezclaran el olor del pino salvaje de las paredes con el humo de sus puros mientras comentaban sus aventuras de pesca.

Nosotros, por esas casualidades de la vida, acabamos cenando en la Posada del Sauce (eso sí, sin puro, pues no estaba Pedro Vitoria).
También por causalidad acabamos durmiendo en el muy cercano hotel Posada Don  Fiori. 
El señor Fiori tenía un pequeño restaurante, al cual se acercaban los marineros al atracar en puerto. Después lo empezaron a frecuentar los trabajadores que iban/venían a/de las explotaciones petrolíferas.
El señor Fiori y su hijo, vieron que había negocio y montaron al lado del restaurante el hotel. Luego añadieron un servicio de trasporte, furgoneta o avioneta, para los referidos trabajadores. 
Por último incluyeron el servicio de catering en las propias explotaciones.
A esto se llama emprendedores.
El recepcionista del hotel se extraño de nuestra llagada, pues se dedican, y se llena, con la exclusiva del mundo del petróleo. Nuestra suerte fue que era sábado.



2016/01/31                 

Hoy es la última ruta para llegar a lo que, un poco pomposamente, se llama el fin del mundo, Ushuaia.
Fin de la meseta e inicio de bosques y lagos
A 50 kms de la salida de Río Grande, abandonamos la estepa parda que traemos desde muchos kilómetros (me recuerda a los campos altos y fríos de la provincia de Avila), y empezamos a ver los primeros árboles. 
Al centenar de kms ya se habían convertido en bosque.
Nuestra vista se inunda del verde de los bosques, los grises de las partes altas de las montañas, los blancos de las nieves y los azules de lagos y cielos.  


Ya será así hasta el último kilómetros de la R3, el 3079.
La tarde la gastamos para visitar el PN de Tierra de Fuego, en donde se encuentra el referido final de la R3. 
Vista desde el final del camino del Fin del Mundo



-          De cómo Madrid nos ahorró 200 pesos

Llegamos a la puerta del PN y nos paramos detrás de la fila de unos tres coches.
Jóvenes voluntarias se acercaban a la ventanilla, te daban la bienvenida, te preguntaban de dónde eras, te decían el precio, la dabas el dinero, iban a la caseta de entrada y regresaban con las vueltas, un mapa y una hoja de consejos.

-“¿De dónde son?,
-“De Madrid”,
-“Pues son 140 pesos, 70 por persona”.
…….
Cuando entramos al parque, al pasar por la caseta vimos la lista de precios:
“Extranjeros ……. 170 pesos p/p
  Nacionales ……..   70 pesos p/p”.

Nuestro  Madrid fue entendido como Madryn.
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El parque es muy familiar y asequible para pasear.
Nosotros nos dimos un par de paseos para ver ‘Los Castores’ y ‘La Tundra’.

Los primeros fueron introducidos pensando en una futura explotación de su piel, la cual nunca se produjo, pero para el ecosistema ha sido un problema. Los cauces de los ríos, presentan en sus veredas los árboles muertos.


Los árboles autóctonos no se regeneran de los cortes que les hacen los castores, como en los sitios originales de convivencia entre castores y árboles, y para remate cuando el agua se expande por las presas que construyen aquellos, se ahogan y mueren.

El paseo a la ‘tundra’, es para visitar zonas de tundra generadas por acumulación de material orgánico, el cual no se descompone por los fríos existentes en la mayor parte del año.

Por último visitamos el lago Roca.

La estafeta más austral que existe
En un punto del PN está la oficina de correos más austral que existe.
Compramos, para nuestros nietos, postales, sellos y las echamos a su buzón.
Hablamos con el cartero, nos contó que lleva 20 años en ese puesto.
La conversación merece la pena tomarla sin prisa.

Terminamos la tarde subiendo al glaciar Martial, a las espaldas del pueblo.

Por la noche cenamos el famoso salmón. No está mal pero los precios de la zona lo dejan algo sobrevalorado.

Sobres este tema de altos precios, en la visita al PN, oímos una conversación de un guía con unas personas extranjeras de su grupo.

-“Si a Uds. Les parecen los precios altos, imagínense lo que opinamos nosotros de ellos.
Se aprovechan de que Uds. vienen aquí y no les queda más remedio de pagar lo que piden, pero ese precio es el que nos queda a nosotros después”.

Por cierto, a pesar de las previsiones meteorológicas de las webs especializas, el tiempo soleado, con 20º y suave viento. De ensueño.


2016/02/01               

Iniciamos nuevo mes en nuestro viaje.
Esta noche a llovido pero el día se presenta nublado, sin lluvia, y templado.
Hemos dedicado el día para visitar Ushuaia.
Tranquilamente, muy tranquilamente, pues no hay mucha ciudad.

Como comentaron unos viajeros y náufragos de un trasatlántico, allá por los primeros años de la década de 1930:

-“Paseábamos por las dos calles del pueblo para entretenernos, la calle del mar y la de la montaña”.

Algo así haces hoy, más visitar algún museo y las tiendas para los turistas.

Por la tarde hemos estudiado cómo enfilar nuestro regreso.
Al principio no nos queda otra que volver sobre nuestros pasos hasta recruzar el estrecho de Magallanes; después tirar a la izquierda y llegarnos a Punta Arenas, la ciudad más austral de Chile.
A ella la podemos considerar nuestro verdadero punto de partida para empezar la subida, guiados por la cordillera andina.


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